“Erasé una vez un castillo hecho de piedras y lunas.
Se llamaba el castillo PiedraLuna. Era un castillo muy especial, pues era el
colegio donde hadas, princesas, caballeros y magos aprendían y crecían.
Exactamente, en él vivían siete hadas, siete princesas, siete caballeros y
siete magos.
Las siete hadas aprendían a realizar magia con sus varitas. Algunas eran
divertidas y bromistas. Otras, en cambio, eran más serias y comprometidas: y es
que unas eran hadas y otras brujas. Sin embargo, se confundían brujas y hadas y
cómo todas eran iguales, jugaban a la confusión. Sus ropas eran iguales. Su
pelo era igual. Sus ojos y su nariz. ¡Hasta sus orejas eran iguales! Y tenían
exactamente los mismos lunares en el cuerpo. Nunca se sabía quiénes eran brujas
y quiénes hadas. Las hadas eran excelentes escaladoras, en roca y en hielo.
Eran las mejores manejando cuerdas, piolets, crampones y mosquetones.
Las siete princesas cazaban mariposas, tomaban clases de música y de
esgrima y tiraban monedas al pozo de los deseos. Leían historias en la Biblioteca Encantada
del Castillo y les encantaba patinar sobre el hielo del estanque en invierno. A las princesas, les encantaba jugar al fútbol y eran las mejores de toda la comarca.
Los siete caballeros aprendían a jugar al ajedrez, construían globos
donde volar los sábados por la tarde y pintaban con acuarelas mágicas. A veces,
cantaban, y otras montaban en sus caballos hasta el amanecer.
Por último, los siete magos aprendían a realizar todo tipo de
encantamientos, conjuros y hechizos. Ellos eran los responsables de que todo
cambiara de lugar, de que las cosas desaparecieran o de que otras nuevas
aparecieran en lugares insospechados. Un día apareció el piano del salón en
medio del huerto. Otro día, todos los muebles del castillo aparecieron en el
techo…
Cada siete días, todas las tardes de domingo, las siete hadas, los siete
caballeros, las siete princesas y los siete
magos se reunían en el torre número siete del castillo PiedraLuna. Llegaba el
momento favorito de todos y todas, el momento más mágico y fascinante: el
dragón Cuentarín les contaba una historia.
El dragón Cuentarín conocía siete mil historias de castillos, princesas,
hadas, magos y caballeros. Era un maestro muy especial pues contaba las
historias más bellas jamás conocidas.
El dragón Cuentarín siempre iba acompañado de su violín. Era un violín
mágico, como casi todo en el castillo PiedraLuna. Cuando el violín sonaba todo
quedaba en silencio y solo se escuchaba la voz aterciopelada del dragón. Las
siete hadas (o brujas), las siete princesas, los siete caballeros y los siete
magos escuchaban con atención y volaban con su imaginación, saboreando la magia
de las palabras del Dragón Cuentarín.
El Dragón Cuentarín eran un cuentacuentos, un cuestista, un cuentero, un
contador de historias, y todas ellas tenían que ver con castillos, hadas,
brujas, caballeros y magos, y como no, hablaban de música”.
Extraído del libro "El dragón Cuentarín" de la Editorial CCS.
Extraído del libro "El dragón Cuentarín" de la Editorial CCS.
Para colorear...
Hola soy Lucía, de 3B
ResponderEliminarMe gusta mucho.
Un beso
Hola soy Candela de 3A y me gusta mucho
ResponderEliminarUn beso
Me ha encantado la historia.
ResponderEliminarUn saludo.
Me ha encantado el cuento.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Sol, me ha encantado, Un beso, Diego.
ResponderEliminarHola, soy Pablo de 3A. Me encanta jugar al ajedrez y me gustaría ser uno de los 7 caballeros.
ResponderEliminarHola me ha encantado vuestro cuento es muy original y bonito
ResponderEliminarDe Julia 3B
Hola soy sofia me encantan vuestros cuentos
ResponderEliminarY gracias a las profes por todo,y tambien gracias por mandar
lo de la semana del 4 de mayo, ya estoy empezando y mola mucho
un saludo
cuando mandareis las tareas
ResponderEliminarcuando mandareis las tareas
ResponderEliminarsoy sofia pero no se porque pone Unknown
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